En los actuales momentos, donde la economía mundial tiene una fuerte expectativa de lo que pase con la economía norteamericana, al interior de la cual se experimenta una tendencia creciente de su PIB y por cuenta de la apreciación de su divisa, la depreciación de muchas alrededor del mundo (desde el euro, el yen, la libra esterlina y por supuesto el peso colombiano); dos grandes grupos de empresarios ubicados en orillas diferentes, los primeros aquellos que dependen para sus procesos productivos o actividad mercantil de insumos, materias primas y mercancías importadas, y el segundo, compuesto por los exportadores que venden materias primas, productos de origen agrícola con algún porcentaje de valor agregado, o incluso, muchos pertenecientes al grupo de exportadores de manufactura con componentes altos de mano de obra nacional, viven con incertidumbre lo que pueda suceder, cuánto tiempo puede durar la tendencia alcista y cómo deben ajustarse o adecuarse para ello.
Para los primeros: los importadores. Es claro que la apreciación de la divisa americana no les conviene absolutamente en nada, ya que deben comprar un dólar mucho más costoso para atender sus compromisos (compras y pago de deuda), lo que al final termina desestimulando en gran medida los planes de expansión que en un momento pudiesen tener, o debilitándoles de tal manera que amenace su permanencia en el mercado, sumado a este grupo está el mismo gobierno, quien debe no solo comprometer un porcentaje mayor de su presupuesto para atender el pago de la deuda, sino también el pago del servicio de la misma.
Es claro que en el caso de los exportadores la situación es diametralmente diferente, dado que la apreciación del dólar los hace, vía devaluación de nuestra moneda, más competitivos.
Cuando monetizan las divisas de sus exportaciones a un cambio más alto, el total en pesos recibidos les permite no sólo un mayor porcentaje de ganancias, sino además la posibilidad de colocar un mayor volumen de producto en los mercados externos y hacer de esto un objetivo de corto plazo que no deben postergar, o el poder atender un mayor flujo de turista que aprovechan la situación y escogen como destino turístico nuestro país al ver su capacidad de compra incrementada con la divisa apreciada en el caso de los hoteleros.
Es justo aquí donde entran a jugar un papel muy importante las empresas de servicios y todo el País, quienes tienen legalmente la alternativa de envió de trabajadores en misión para atender los picos o incrementos en la producción.
El mayor volumen de las exportaciones o una capacidad hotelera copada en niveles muy altos requiere de un aumento en la contratación de mano de obra, la cual para muchas empresa se da a través de las empresas de servicios temporales, el contratarlas ofrece la garantía de saber que si en un momento determinado la producción o la demanda por el servicio de hoteles disminuye, también lo hará sin impedimentos legales la contratación del personal vinculado. La razón de ello radica en el hecho de que la temporalidad no descansa en el contrato que se suscribe con el trabajador sino en el objeto por el cual las empresas de servicios temporales y la empresa usuaria firman el contrato de prestación de servicios de colaboración.
Las empresas demandan diferentes factores para producir bienes y servicios, uno de estos factores es el trabajo. Por su parte, los trabajadores ofrecen su mano de obra a cambio de un salario que permita la adquisición de bienes y servicios en el mercado que satisfagan sus necesidades.
Diversos aspectos, tanto de corto como de largo plazo como el que citamos respecto a la devaluación del peso colombiano, no permiten que en un momento dado las empresas encuentren la cantidad de trabajo que están demandando, ni que todas las personas que ofrecen su capacidad de trabajo se encuentren empleadas.
La falta de información de unos y otros impiden el encuentro de los oferentes y de los demandantes por trabajo. Las empresas temporales en Bogotá y a nivel nacional han adecuado a lo largo de su existencia los mecanismos que permiten a unos así como a otros encontrarse y satisfacer las necesidades en este aspecto, como se aprecia, las empresas de servicios temporales en Bogotá cumplen un papel de intermediación en el mercado laboral muy importante al posibilitar en unos casos la vinculación bajo circunstancias específicas del personal que las empresas y los hogares requieren.
Las empresas de servicios temporales en Bogotá atienden de manera oportuna las solicitudes de las empresas usuarias, estas a diferencia de las usuarias, tienen la organización, la tecnología y los procesos implementados que dan respuesta inmediata, posibilitando de esta manera que los procesos y planes de las empresas demandantes del servicio no se retasen y atiendan los compromisos adquiridos, aspecto que no siempre sucede con las empresas que por no tener la organización, procedimientos y tecnología adecuada, se retrasan e incumplen con sus contratantes, perdiendo de esta manera posibilidades de crecimiento, y en muchos casos, perdiendo productividad que afecta seriamente la consecución de metas.
Cuando las unidades productivas requieren de mano de obra, independientemente para el área de que se trate, por ejemplo: producción, administración o comercial, las empresas de servicios temporales siempre en razón de su cotidianidad, tienen la capacidad de seleccionar el perfil más adecuado, sus procesos formales y no tan informales, como lo adelantan muchas empresas, lo que las diferencia y de igual modo garantiza que personal seleccionado se forje con niveles mayores de asertividad.